Con una estrella Michelin, este restaurante pone en práctica a diario el insólito sistema de los cocineros invitados: 12 chefs famosos al año, uno distinto cada mes, que inspiran las recetas que durante 30 días interpreta el equipo de cocina del Ikarus y se degustan en las mesas del local. Fórmula siempre idéntica que se traduce en una carta con tres menús distintos, de 4,5 y 6 platos. Esto permita a sus clientes disfrutar de forma rotativa con múltiples estilos de comida de no importa que país.
Nuestra visita fue en septiembre, y en ese mes el chef invitado era Brent Savage, del restaurante Bentley de Surry Hills (Australia). Nuestra llegada fue algo accidentada, ya que, la reserva, David la hizo (por error) para dos meses antes, así que, lo que iba a ser una comida, fue finalmente (y gracias a la gestión de los recepcionistas) una cena.
La decoración es bastante sobria y de poca iluminación, supongo que cuentan con la abundante luz diurna que proporciona la estructura de acero y cristal, pero, por la noche todo cambia. Esto, aunque parezca banal, cambia, y mucho, la atmósfera y la percepción de los platos.
Comenzamos con los platos
1- Mousse de anguila ahumada con salsa de soja blanca y algas
2- Pescado marinado con chioggia (especie de remolacha) y mantequilla
3- Cangrejo con maiz dulce, jalea de jamón y polvo de gambas
4- Ventresca de atún, pulpo, mejillón, quínoa y zumo de azafrán
5- Zanahorias especiadas con pistachos, ajo negro y olivas negras
6-Papada de cerdo con hinojos, ajo negro y calamares
7- Asado de venado con pequeñas remolachas, arándanos y rabanos
8- Sorbete de acedera (planta medicinal), higos y Magnolias
9- Parfait de Macadamia con chocolate blanco y merengue de limón
10- Barra de chocolate con miel
En total nos costó unos 500 euros cenar allí. Si, quizás demasiado para esa cena.
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